Empieza con tareas pequeñas cada día. Sacudir, lavar trastes o barrer un área específica evita que la suciedad se acumule y la limpieza se vuelva abrumadora. Divide tu casa por zonas: cocina, baño, recámara, sala. Dedica quince minutos diarios a una de ellas y verás cómo el orden se mantiene sin esfuerzo. Usa productos multifuncionales. Un limpiador que sirva para varias superficies ahorra dinero y espacio. No necesitas llenar tu alacena de químicos. Deja listos los materiales de limpieza en un solo lugar. Así no pierdes tiempo buscando trapos o guantes cuando más los necesitas. Involucra a tu familia. Asignar pequeñas tareas enseña responsabilidad y hace más ligera la carga diaria para todos. Simplificar no es hacer menos, es hacer mejor. Mantén lo esencial limpio, respira hondo y disfruta el resultado de un hogar cuidado con calma.
Simplifica tu limpieza diaria

